Edema, no clasificado en otra parte

Se refiere al acúmulo excesivo de líquido en el intersticio de los tejidos, que no encaja en las tipificaciones comunes (por ejemplo, edema cardíaco, renal o hepático). A menudo se observa una hinchazón o tumefacción notable, sobre todo en extremidades inferiores (piernas, tobillos, pies), en la cara o en manos, sin que se asocie directamente con insuficiencia cardiaca, síndrome nefrótico, cirrosis u otro trastorno que explicaría claramente el origen. Estos edemas dispares se consideran “no clasificados en otra parte” cuando los exámenes médicos iniciales (como la función renal, hepática, ecocardiogramas) se encuentran dentro de parámetros normales o no resultan concluyentes.

Tipos

Los subtipos incluyen:

 

1. Edema periférico leve y difuso: Producción de fóvea al presionar la piel, sin signos de enfermedad cardiovascular ni lesiones venosas.

2. Edema localizado (por ejemplo, en un solo tobillo) sin trombosis ni linfedema detectado.

3. Hinchazón facial inespecífica, sin hipoalbuminemia ni desórdenes tiroideos aparentes.

4. Edema intermitente, cuyas causas se atribuyen a factores posturales o micronutricionales tras descartes básicos.

Síntomas

Las causas del edema no clasificado en otra parte suelen ser multifactoriales. Puede haber desequilibrios leves en la dieta, ingesta excesiva de sodio, sedentarismo, uso de ropa ajustada o calor ambiental que dificulta el retorno venoso. El edema cíclico idiopático en mujeres, asociado a fases hormonales, es un ejemplo frecuente. Asimismo, la presión hidrostática local por permanecer largo tiempo de pie sin moverse favorece la retención de líquidos en los tejidos. Se deben descartar trastornos de la glándula tiroides, insuficiencia venosa, linfedema primario o secundario antes de clasificarlo aquí.

Causas

La persona suele notar hinchazón progresiva a lo largo del día, con una notable fóvea en la piel tras la compresión. En los casos leves, quizá solo sienta pesadez en las piernas o algo de rigidez al flexionar las articulaciones. Si afecta la cara, hay puffiness matinal (cara abotagada), que disminuye tras algunas horas de actividad. A menudo mejora con el reposo en posición supina y con la elevación de las piernas. No se asocia necesariamente a dolor, salvo que la distensión sea marcada. Tampoco hay disnea significativa ni taquicardia que sugieran causa cardíaca.

Diagnóstico

El médico descarta principalmente cardiopatías, hepatopatías y nefropatías a través de exámenes de sangre (función renal, hepática, niveles de albúmina), electrocardiograma, ecocardiograma básico si se sospecha algo cardíaco, y doppler venoso en miembros inferiores si hay sospecha de insuficiencia venosa profunda. Si estos estudios son normales o poco reveladores, y no se identifica trombosis, síndrome nefrótico ni cirrosis, se rotula como ‘edema no clasificado en otra parte’. El historial clínico revisa también la ingesta de fármacos (corticosteroides, bloqueadores de canales de calcio) que generen retención de líquidos, y la dieta (excesiva sal).

Tratamiento

El manejo se dirige a atenuar la hinchazón y mejorar la calidad de vida. Incluye recomendaciones dietéticas para disminuir la sal, el uso de medias de compresión, la realización de pausas activas y la elevación de las extremidades en reposo. En ocasiones, se prescriben diuréticos suaves por periodos cortos si el edema causa incomodidad notable, aunque se evita el uso prolongado de diuréticos sin una causa orgánica clara. La fisioterapia o la presoterapia pueden emplearse para optimizar el retorno venoso y linfático. El control del peso y la actividad física regular disminuyen la estasis circulatoria.

Complicaciones

Por lo general, el edema no clasificado en otra parte no conlleva complicaciones orgánicas graves. Sin embargo, la persistencia del problema puede generar molestias crónicas, dificultar el uso de calzado o ropa, e incluso interferir en la movilidad. En casos prolongados, se produce un engrosamiento cutáneo y posibles irritaciones, ulceraciones leves o dermatitis, sobre todo en el dorso del pie o la zona pretibial. El componente estético y de sensación de pesadez puede afectar el estado de ánimo o la imagen corporal de la persona, originando inseguridad. También se corre el riesgo de ignorar patología incipiente si no se realiza seguimiento regular.

Prevención

Para prevenir este tipo de edema es vital mantener una dieta balanceada, reduciendo el exceso de sodio y garantizando la ingesta de potasio y proteínas adecuados. El fomento de pausas para caminar y estirar las piernas, si el trabajo obliga a estar mucho tiempo de pie o sentado, mejora la circulación. La práctica de ejercicio aeróbico moderado y mantener un peso saludable también disminuyen la propensión a retener líquidos. En climas calurosos, hidratarse correctamente y llevar prendas no ajustadas ayudan a prevenir hinchazón. Además, la vigilancia de la salud cardiorrespiratoria y renal a través de chequeos periódicos descarta tempranamente otras causas específicas.

Conclusión El edema es la acumulación anormal de líquido en tejidos intersticiales, manifestándose como hinchazón. Puede ser localizado (trombosis venosa, alergias) o generalizado (insuficiencia cardíaca, síndrome nefrótico). El diagnóstico requiere evaluar función cardiaca, renal y hepática, además de proteínas séricas. El tratamiento se dirige a la causa subyacente e incluye diuréticos, compresión elástica y restricción de sodio. En casos crónicos es clave prevenir complicaciones como ulceración cutánea o infecciones.

Fuente: Ely JW, et al. (2006). 'Approach to leg edema' en Journal of the American Board of Family Medicine.
Braunwald E (2012). 'Edema mechanisms' en Heart Disease Textbook.
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