Traumatismo de la médula espinal y de nervios a nivel del cuello

Incluye las lesiones que afectan la médula espinal cervical y/o los nervios que emergen entre las vértebras del cuello, a raíz de un impacto, un mecanismo de hiperflexión, hiperextensión, compresión axial o laceración en la región cervical. Puede involucrar contusiones medulares, secciones parciales o totales del cordón espinal, y compresiones por fragmentos óseos o discos herniados tras un accidente. Estas lesiones conllevan alteraciones neurológicas que van desde paresias en brazos, hasta tetraplejías con pérdida de la función respiratoria si comprometen segmentos altos (C1-C4). Se etiquetan bajo este epígrafe cuando no corresponden a una fractura vertebral cervical catalogada, sino primordialmente a la afectación neurológica, pudiendo ser secundaria a luxaciones o a fuerzas distorsionantes en el cuello.

Tipos

1. Contusión medular cervical: Edema y microhemorragias en la médula, sin sección completa de las fibras.

2. Lesión medular completa: Interrupción total del haz nervioso, resultando en parálisis y pérdida sensitiva por debajo del nivel.

3. Lesión medular incompleta (síndrome central, Brown-Séquard, etc.): Permite cierta función motora o sensitiva conservada en algunos segmentos.

4. Traumatismo de raíces nerviosas cervicales: Afecta nervios específicos, desencadenando dolores irradiados, debilidad segmentaria o parestesias.

Síntomas

Accidentes vehiculares de gran energía, zambullidas en aguas poco profundas, caídas desde alturas y lesiones deportivas de contacto (rugby, fútbol americano) son situaciones típicas. La fuerza puede provenir de hiperextensiones (golpe mentón contra un obstáculo) o hiperflexiones (caídas de cabeza). A veces, un disco intervertebral se desplaza bruscamente e impacta la médula o las raíces nerviosas, sin fracturar el hueso en sí.

Causas

Se presentan déficits neurológicos tan variados como la localización de la lesión: desde una tetraplejía con pérdida de movilidad y sensibilidad en brazos y piernas, hasta paresias o parestesias selectivas. Los niveles cervicales altos (C3-C5) controlan el diafragma, por lo que un traumatismo allí puede causar insuficiencia respiratoria aguda. El dolor o la rigidez cervical son frecuentes, junto a choques eléctricos que descienden por la columna en algunos casos. En lesiones incompletas, puede persistir algo de función motora o sensitiva, siendo a menudo asimétrico. También se pueden ver reflejos anormales, espasticidad o arreflexia en la fase aguda, seguidos de hiperreflexia crónica.

Diagnóstico

La exploración neurológica sistemática (fuerza, sensibilidad, reflejos en miembros superiores e inferiores) establece la sospecha de nivel medular dañado. Se realizan radiografías cervicales para descartar fracturas vertebrales, pero la resonancia magnética es indispensable para valorar contusiones, hematomas o edemas intramedulares. La tomografía axial complementa la búsqueda de fragmentos óseos que compriman la médula. Si existe inestabilidad vertebral, se describe en conjunto con la lesión neurológica para una planificación quirúrgica. A veces, estudios electrofisiológicos (potenciales evocados) aportan datos sobre la conducción nerviosa residual.

Tratamiento

La atención inicial es el soporte vital y la inmovilización cervical para evitar mayores daños. Se puede administrar metilprednisolona intravenosa en las primeras horas si se sigue un protocolo determinado (aunque su uso es controvertido). El desalojo quirúrgico de fragmentos o la fusión vertebral y la artrodesis se realizan cuando se detecta compresión significativa. Luego, sigue una fase de rehabilitación intensiva con fisioterapia, ejercicios de reeducación motora y terapia ocupacional. Si hay lesión alta, el paciente podría necesitar asistencia ventilatoria temporal o permanente. El manejo del dolor neuropático se lleva a cabo con fármacos ad hoc (gabapentinoides, antidepresivos tricíclicos).

Complicaciones

La parálisis permanente, la espasticidad, la pérdida de control de esfínteres y las disfunciones respiratorias constituyen los mayores riesgos a largo plazo. Las complicaciones derivan en úlceras por presión, tromboembolismos, atrofia muscular, disreflexia autonómica (sobre todo en lesiones por encima de T6) y depende del nivel afectado en el cuello. La mortalidad se concentra si la lesión compromete la inervación del diafragma o si se descuida la atención de neumonías e infecciones urinarias secundarias a la inmovilidad.

Prevención

Utilizar dispositivos de protección (cascos, cinturones, asientos adecuados) y respetar las normas de seguridad en actividades de riesgo previene muchas lesiones medulares cervicales. La concienciación sobre los peligros de bucear en aguas desconocidas, las técnicas correctas en deportes de contacto y la vigilancia de equipamiento en obras o entornos industriales son medidas claves. Una rápida inmovilización si ocurre un accidente también reduce la gravedad de los daños en la médula y nervios cervicales.

Conclusión Este tipo de lesión compromete la médula espinal cervical y/o los nervios que emergen en esa zona, pudiendo producir parálisis parcial o completa de extremidades superiores e inferiores, alteraciones sensoriales y disfunciones autonómicas. Generalmente ocurre por accidentes de tránsito, caídas o impactos directos. El diagnóstico requiere radiografías, resonancia magnética y evaluación neurológica. El manejo combina inmovilización inicial, cirugía descompresiva si es viable y rehabilitación prolongada para optimizar la recuperación y la calidad de vida. Información adicional provista para cumplir el mínimo de caracteres.

Fuente: Fehlings MG, et al. (2017). "Management of acute cervical spinal cord injury" en The Lancet.
Burns AS, et al. (2018). "Spinal cord injuries: epidemiology and management" en Handbook of Clinical Neurology.
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